Aquí partimos con este interesante y placentero libro que recomendamos leer porque ….
….Estar triste, tener ansiedad o ira, manifestar culpa, sentir envidia, estar aburrido, vivir con la soledad o tener sufrimiento, son emociones humanas habituales que además tienen un enorme valor positivo para facilitarnos el futuro cuando estamos fastidiados tras una adversidad.
Bien, pues esta obra nos plantea un viaje por estas ocho emociones negativas para trasladarnos su importancia individual-personal y también su importancia social.
Todos queremos ser felices.
Con esta contundente frase se inicia el libro, pero a lo largo de la obra aprenderemos cómo las emociones negativas son adaptativas y por ello apropiadas para apreciar, aprender y valorar nuestra propia felicidad¸ eso sí, siempre hablando de emociones alejadas de las situaciones clínico-patológicas y por cuya anormalidad deberemos de consultar a un profesional llegado el caso.
Bien.
En esta obra cada emoción “oscura” se trabaja en sus diferentes matices, los cuales podemos resumir dando respuestas a un par de preguntas muy básicas: ¿Qué es? y ¿Para qué sirve? Eso sí, siempre recordando no traspasar la línea de lo patológico.
En concreto, en este artículo pretendemos fusionar el conocimiento experto que aporta el libro con la experiencia real vivida por una persona que atraviesa por un trance existencial producido por un grave accidente de tráfico. De esta manera queremos visibilizar, de una forma cercana, la autenticidad y el poder de las emociones negativas en las circunstancias (extremas) reales y concretas en las que se presentan.
Dicho esto, sólo nos queda decir a modo de introducción que este artículo queda escrito fundamentalmente en primera persona, puesto que es una persona real la que vive las situaciones y experimenta las emociones que le guían en su camino… Y si se trata de una persona, puede extenderse a muchas más, porque los acontecimientos planteados no quedan extraordinariamente individualizados… le pueden ocurrir a cualquiera.
Empecemos pues a deshojar la margarita de las ocho emociones negativas para desvelar sus valores positivos.
1. La TRISTEZA… Fundamentalmente es una expresión de amor y de preocupación que sirve para:
- Protegernos frente al dolor. No en vano la tristeza reclama su tiempo y su espacio en soledad… Y es que no regresamos de ella hasta tener claro que nos alejamos de lo que la originó o hasta asegurarnos de que estamos en condiciones de ganarle la batalla.
- Por otro lado la tristeza nos ayuda a generar claridad y conciencia, la primera, en tanto hace más visible lo que nos queda oculto y la segunda porque gracias a ella lo anteriormente oculto se abre “sin tapujos” al escrutinio de la razón.
- Otra de sus utilidades pasa por abrirnos al terreno de la propia compasión y a aceptar la ayuda de los demás… Y ello porque seguimos (in)conscientemente el lema: Lo que te compadece hay que cambiarlo; lema que hace resaltar nuestro lado más empático con los demás, y sobre todo, nuestro instinto de conservación,
- ¡¡Y qué decir del no dejarse amedrentar o “apalear” por la adversidad!!, sino aceptarla y dar continuidad a la vida con normalidad, lo cual no es lo mismo que “vivir igual”, de hecho, muy probablemente superar la tristeza nos inste a cambios para salir renovados de ella.
- Y muy unido a lo anterior es no olvidarnos de que la tristeza establece el preámbulo de nuestra futura felicidad en tanto aquélla constituye un tiempo y espacio de reflexión para fortalecer ésta. De hecho…, ¿cómo entender la felicidad si no existiera la tristeza?.
- Para finalizar…¿Quién no ha llorado con la destrucción de lo más bello que ha conocido? Sea un amor, un paisaje, una obra de arte… La tristeza resalta lo mejor, lo más bello o más valioso de nosotros y de lo que nos rodea, porque, de hecho, sufrimos al perderlo.
EN RESUMEN
El valor positivo de la tristeza es reconocer el amor y lo realmente importante en la vida para que siempre lo tengamos presente en el camino y nos preocupemos por no perder el rumbo.
Mi caso concreto
A mi la tristeza me sirvió, primero, para poner a distancia los graves hechos delictivos que habían traído como consecuencia mis múltiples lesiones y así observarlos desde la lejanía con más objetividad, claridad y conciencia…, sin dejarme amedrentar (o excitarme) por ellos… Además, también me hizo sentir querido y atendido por mis seres más próximos. Unos “mimos” que buscaba y necesitaba, y que también hicieron aflorar todo el amor que siento por ellos.
Por último, sin la tristeza nunca hubiera puesto en suficiente valor las alegrías sucesivas, por ejemplo, que iba a tener una nueva cadera que me daría menos dolor, que debía continuar con mi espíritu de ESTUDIANTE para estimular mi cerebro dañado etc
2 . La ANSIEDAD… Fundamentalmente es nuestra antena emocional para la seguridad y la prosperidad propias y nos sirve para
- Predecir los posibles problemas cuando ansiamos algo que probablemente no tendremos.
- Prepararnos para el cambio al anticipar lo que se nos viene encima.
- Inocularnos prudencia para transitar por un estado de preocupación leve consecuencia de lo que no podemos conseguir.
- También es una poderosa fuerza motivadora al poner en el foco de la acción lo que anhelamos conseguir.
- Para finalizar, la ansiedad nos conduce con audacia por lo desconocido cuando sólo son los anhelos los que nos guían.
EN RESUMEN
El valor positivo de la ansiedad es ayudarnos a florecer mientras transitamos por nuestro “incómodo” camino existencial.
Mi caso concreto
A mi la ansiedad me sirvió, sobre todo, para embarcarme en la aventura de procurarme el saber necesario acerca de las amenazas y riesgos futuros que padecía como consecuencia de mis graves lesiones físicas.
Sin la ansiedad no hubiera podido manejar la incertidumbre de un proceso judicial y los fines que en él se persiguen… De hecho, hoy por hoy, sin la ansiedad no podría procurarme una protección permanente frente a riesgos existenciales evidentes, de hecho, ella es mi “luz guía”.
3. La IRA… Fundamentalmente es una emoción asociada a sentimientos morales y nos sirve para:
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- Aprender cuando una acción es mala, porque nos “da un toque” de atención humana.
- Recopilar pruebas frente a una conducta inmoral porque, como humanos que somos, no la queremos ni debemos dejar pasar.
- Identificar y actuar frente a las personas tóxicas, esas cuya compañía pasa a estar en el capítulo de la “enfermedad”.
- Identificar las conductas maliciosas, y con ello, al inhumano que las realiza.
- Clarificar el juicio de lo que es justo y razonable porque nuestra esencia humana nos lo dicta así.
- Elaborar conductas morales que contrastan con las inadecuadas y donde las primeras “nos elevan” en tanto personas humanas que somos.
- Reconocer el valor del castigo correctivo cuando los hechos son constitutivos de daños que se deben restaurar.
EN RESUMEN
El valor positivo de la ira es hacernos saber que algo no gusta y queremos cambiarlo…, que lo haremos, pero que tenemos nuestros límites para hacerlo… Ahora bien, se torna inútil si su intensidad es alta o es muy frecuente o duradera (lo cual la transforma en rencor, frustración, incluso odio).
Mi caso concreto.
A mi la ira me sirvió para tener muy claras las acciones injustas que se realizaron sobre mi persona y la conducta inmoral desplegada por los causantes. Y lo digo en plural porque todo se inició con un causante –el del accidente-, pero luego siguió una historia a la que se sumaron diferentes actores… En cualquier caso, y esto es lo más importante, siempre siendo yo consciente de recibir tratos ya próximos a lo inhumanos y no avergonzándome o escondiéndome por ello, sino revelándome.
Sin la ira no hubiera podido vislumbrar, por ejemplo, la distancia que existe entre impartir justicia terrenal y aplicar la moral (social) más elemental, porque con ello se pusieron de manifiesto algunas debilidades del sistema judicial.
4. La CULPA… Fundamentalmente expresa el miedo a que nuestras acciones hayan podido causar malestar en los demás o que puedan causarlo, por ejemplo:
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- Ante la vulneración de los ideales o principios universales morales que nos definen como humanos.
- “Por ir a nuestra bola” hasta convertirnos en incumplidores, ya sea, de leyes, de reglas y normas etc…
EN RESUMEN
El valor positivo de la culpa es la responsabilidad de saber qué conductas propias queremos cambiar porque han podido afectar a otras personas.
Lo importante es que sea algo consciente por parte de cada cual y que uno mismo decida sobrepasar sus propios límites hacia la consecución de otros nuevos más respetuosos con el resto de las personas.
Mi caso concreto
A mi la culpa se me planteó cuando llevaba meses ingresado en un hospital por el daño cerebral sufrido. El agobio de estar ahí hizo que traspasara algunas normas implícitas, entre ellas, que una persona con deterioro cognitivo es ya menos persona que las demás (y eso lo niego desde ya).
Sin haber asumido la (errónea) culpa de haber roto la regla, yo no hubiera podido plantarme ante “una persona normal” y exigir el respeto que consideraba debido, algo tan básico como que se me dijera de antemano que la cama de al lado –en mi habitación, iba a ser ocupada por otro enfermo… Esa denuncia en aquel momento me hizo mejorar, o al menos, recuperar mi condición de persona humana -que no es poco-.
- La ENVIDIA emulativa… Una emoción de gran poder transformador y que fundamentalmente sirve para nuestro crecimiento personal de la mano de:
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- La satisfacción de nuestras necesidades básicas de la vida: Si tú puedes yo puedo.
- La seguridad al construir nuestra propia identidad utilizando elementos ya probados por otros “con éxito”
- La búsqueda de la comunicación y la conexión con los demás, y donde los demás son también personas como nosotros que se quieren desarrollar.
- El empuje necesario para hacer algo por nosotros mismos cuando hemos presenciado que otros lo han podido lograr.
- El seguimiento a ese guía “envidiado” con el objetivo de llegar a la mejor versión de nosotros mismos porque, en el fondo, nuestro espíritu es el de mejorar o ascender a lo largo del camino.
- La persecución de la autotranscendencia, o la superación de uno mismo teniendo en mente que se pueden siempre traspasar los límites que ponen los demás.
EN RESUMEN
El valor positivo de la envidia es la superación de uno mismo y mejorar con ello la propia vida… Pero sin estridencias.
Mi caso concreto
A mi la envidia me ha servido para reintegrarme a mi circulo de relaciones y a sus actividades (eso sí, con menor exigencia). También me ha servido para reconocerme en lo valioso que era y luchar por ello, porque sin la envidia no hubiera podido volver de las profundidades de donde estaba y superarme. Tampoco hubiera podido encontrar nuevos referentes en otras actividades que sí podía desarrollar…
Supongo que en mi caso la envidia se fundamentaba en la comparación conmigo mismo respecto a como era antes; eso sin duda me dio fuerzas para autotrascenderme, porque ya sabía de dónde venía y afortunadamente no había caído en la desesperación de “lo que ya no podía ser.”
6. El ABURRIMIENTO: Fundamental para romper barreras mentales y liberarnos de las ideas preconcebidas que nos atan a lo mundano . En concreto sirve para:
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- Liberarnos de nuestras cargas y así tener momentos liberadores no sujetos a la actividad cotidiana.
- Apreciar que la repetición es necesaria pero no única, y que muchas veces un buen trabajo consiste en (re)hacer sin plantearse nada más.
- Saber profundizar en la monotonía para encontrar razones vitales que justifiquen los actos reiterados.
- Poder conectarnos con diferentes percepciones no habituales porque quedan alejadas del mundanal ruido.
- Concebir la atemporalidad de nuestras vidas en el sentido de que, SI, vivimos un momento, pero TAMBIEN vivimos una vida como suma de muchos momentos.
- Descubrirnos a nosotros mismos transitando por la habitación “del descanso” que nos refleja tal y como somos.
EN RESUMEN
El valor positivo del aburrimiento es el de contar con espacios para esa reflexión liberadora que aporta sentido a la idea de eternidad (o creatividad o autotrascendencia).
Mi caso concreto
A mi el aburrimiento me ha servido para rehabilitarme física y mentalmente. Sin un esfuerzo repetitivo y comprometido esto no hubiera resultado posible…, seguro… También me ha servido para valorar más la vida que tenía y que había perdido durante los largos meses de hospitalización y tratamiento. Entonces tenía tiempo de sobra para aburrirme y trasladarme sin acritud a los tiempos de vida anteriores y a lo que hacía -por ejemplo, pintar, leer, hacer trabajos manuales..-. Y por supuesto del aburrimiento resurgieron las ganas “de volver a hacer”, y con ello, de poner en marcha caminos de superación.
Sin el aburrimiento no me hubiera visto reflejado con la necesaria «calma parsimoniosa de mi yo y mis circunstancias” y con ello volcarme en la preparación de un retorno relajado a la vida normal
7. La “SOLITUD” o soledad deseada. Fundamentalmente es la soledad buscada para estar con nuestros pensamientos.
Una emoción positiva que sirve para:
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- Poner en valor a los verdaderos actores de nuestra compañía, porque cuando uno está rodeado de gente nadie sobra ni falta, pero cuando se está solo sí se tiene claro quién falta.
- Desarrollar un pensamiento independiente y no ser un seguidor más. Recordar que somos seres únicos y valiosos para luego actuar como tales.
- Ser capaz de sintonizar con nuestros más profundos sentimientos, porque ellos son verdaderamente nuestros.
- Descubrir lo fuertes y valientes que somos.
- Saber rehuir de los convencionalismos desde el profundo aprecio al mundo social.
EN RESUMEN
El valor positivo de la solitud es hacernos sentir bien con nosotros mismos sin estar rodeados de gente.
Mi caso concreto
En mi caso la soledad (de muchos meses en hospitales) me ha servido para volver a tener muy presentes a las personas que forman parte de mi vida. También me ha hecho recordar que soy una persona concreta con aspiraciones y necesidades concretas que se ha visto en la necesidad de desplegar toda su valentía para retornar al mundo social…, todo lo cual sin duda refleja lo fuerte que soy y lo encauzados que están mis sentimientos respecto a la realidad en la que vivo.
Además sin la soledad no me hubiera reconocido única, y a la vez, dependiente. No habría caído nunca en la cuenta, por ejemplo, de lo duro que es para una persona que tiene disminuidas sus capacidades moverse por el mundo social.
8. El SUFRIMIENTO. Todos sufrimos en algún momento de nuestra vida y suele guardar relación con las siete emociones anteriores. Como decía NIETZCHE “Lo que no nos mata nos hace más fuertes”.
Hay que tener en cuenta una visión del sufrimiento como viaje:
- Con su Partida, y que no es más que el miedo a lo desconocido por sufrir.
- Con su Iniciación, y que guarda relación con el viaje por el camino sufrir lleno de pruebas.
- Con su Retorno, y que expresa el sufrimiento ya superado y ese necesario cansancio transformador… ¡Recuerda a NIETZCHE!.
EN RESUMEN
El valor positivo del sufrimiento es volver de nuevo al mundo, renacido, y asumiendo el paso del tiempo sin añadir más dolor.
Mi caso concreto
A mí el sufrimiento me ha servido para hacerme más fuerte, más precavido, más previsor, más guerrero, más tolerante. Porque el sufrimiento cuando NO es victimista mueve montañas y transforma personas. Conduce por caminos desconocidos y llega a lugares nuevos.
Sin el sufrimiento no hubiera visto que el mundo cotidiano que queda “al alcance de mi mano” no siempre es justo para todos. Que hay más sufrimiento ocioso y menos verdadero. Que sufrimos a veces porque queremos y porque no somos valientes, ni para reconocerlo, ni para luchar…. Y lo peor… Que el sufrimiento a veces se convierte en un “pin” distintivo de uso oportunista que se cuelga en la solapa y que algunas veces hay que denunciar.
LO ESENCIAL DEL MENSAJE-CAMINO.
La conclusión que podemos sacar es que Saber vivir implica aceptar las adversidades como episodios, pero también sentir que vamos caminando hacia nuestro máximo perfeccionamiento personal que consiste en ser feliz por tu actitud positiva independientemente de que te rodeen multitud de adversidades.
Adversidades transitadas a través de emociones negativas como:
- La tristeza. Una expresión de amor y de la compasión que nos autoprotege.
- La ansiedad, Un sistema de alarma natural que mitiga los peligros.
- La ira. Una señal para saber que se ha violado la ética.
- La culpa. Un acicate para enmendar conductas y esforzarnos para ser mejores personas.
- La envida. Un impulso a nuestro crecimiento animándonos a perseguir metas cada vez más elevadas.
- La soledad, transformada en soledad querida o solitud y que nos hace centrarnos (adaptativamente) en nosotros mismos
- El aburrimiento, que rompe barreras trasladándonos a terrenos liberadores que nos dejan en el camino de la autotrascendencia.
- Y por último, el sufrimiento en tanto viaje al cambio para llegar a la reconstrucción. Su fuerza transformadora, además, ayuda a apreciar el valor de la FELICIDAD.
En resumen,
La vida es un camino a realizar donde lo importante es la actitud positiva para tratar con cualquier adversidad… Las emociones negativas o desagradables no son el problema, sino que sentirlas puede ser incluso útil porque tienen su razón de ser (son adaptativas, y por ello, positivas).. Son fuentes personales de aprendizaje y de crecimiento que nos convierten en verdaderos seres completos que conocen la felicidad -porque han sentido la infelicidad – y que aceptan el valor de las emociones negativas como etapas del camino para conseguir las sucesivas metas que tenemos que realizar.
1 comentario en “El valor de las emociones negativas tras una adversidad”
Me gusta lo aquí planteado, creo que muchos ya estamos saturados de los libros de autoayuda y similares y que una simple reflexión que enfrente lo que sentimos y lo que queremos puede ser muy productiva.
Yo ya tengo en mi agenda la lecturas del libro propuesto.